Naos viaja a POLONIA, a la frontera con Bielorrusia

Según llegué empezó a nevar y a bajar las temperaturas, que oscilaron entre -10 y -15º C bajo cero. En estas condiciones conducir por las carreteras locales puede ser la mayor dificultad. Pero, en el Parque Nacional de Bialowieza los bosques y la taiga se muestran fantásticos, aunque hay que tener cuidado no se rompa el hielo al volver de una torre de observación. Ver los grandes machos de bisonte europeo en el bosque de Bialowieza es una escena sacada del Paleolítico. Las hembras de bisonte con los terneros salen al norte del Bosque, a las zonas más abiertas. La puerta para acceder al santuario de Bialowieza, el bosque de carpes, tilos y robles donde viven bisontes, lobos y linces boreales…”el templo del tiempo”. Por otro lado, el Parque Nacional de Briebrza es un mosaico de pantanos y taiga, donde medran las nutrias “patinadoras”. Y los castores, que con este tiempo dormitan dentro de las castoreras y no se dejan ver. Pero el gran atractivo de Briebrza son los alces, difíciles de ver en el duro invierno porque se refugian en lo más profundo de los bosques hasta la llegada de la primavera. En estos inviernos los Ampelis (Bombycilla garrulus) huyen del norte de la taiga siberiana y se refugian en estos bosques. Y por todo el país se ven los edificios reconstruidos tras la S G M, como la “Ciudad Vieja” de Varsovia o el castillo de Malbork, la mayor fortaleza de ladrillo de la Edad Media, hogar de los caballeros teutones.